Un poema de Chantal Maillard
Ahora, quietas.
Las manos. Son dos.
Convocando el aire. Quieto.
También. Hay un sonido de persiana
que se cierra
cuando el pulgar izquierdo
recorre con la uña
el óvalo estriado del pulgar
derecho.
A veces, el pulgar se ausenta.
Es cuando puede oírse otro
sonido, el de un punteado
entre deslizamientos: la escritura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escupe: